Ayudando a un amigo a la despedida de un ser querido

Toda despedida de un ser querido o amigo supone una pérdida irrecuperable. Los sentimientos que experimenta alguien que pierde a un ser querido a causa de un fallecimiento, cambian para siempre la perspectiva de lo que es su vida y el estilo de vida que afrontará ante dicha ausencia.  

Todo fallecimiento supone una experiencia que golpea terriblemente a las emociones de toda persona. Por eso, si eres una persona que tiene un amigo que esté afrontando su proceso de duelo, tienes que tener mucho tacto para ayudarle en su proceso emocional.  

En este artículo podrás conocer algunos consejos para ayudar a esa persona que tanto quieres a asimilar su duelo. 

Respetar su duelo 

Con toda probabilidad, el error más grande que se comete durante la solidaridad que desea brindársele a una persona que ha perdido a un amigo o un ser querido, es considerar que el dolor puede disolverse a través del entusiasmo, el humor y la búsqueda de la felicidad. Es el error más pesado que puedes cometer frente a tu amigo.  

Con este tipo de estrategia audaz, una persona considera que el sufrimiento emocional puede superarse a través del sentido del humor, a través de darle un tinte más feliz a lo que supone la ausencia del ser querido, gestando un ambiente de camaradería y complicidad que en realidad obliga a que la persona asuma absurdamente su duelo. 

Así que el primer consejo a la hora de apoyar a un amigo respecto a la despedida de un ser querido o amigo, consiste simplemente en respetar; en entender que la tristeza, la nostalgia y la melancolía que afronta, son naturales. No tomarse el duelo a la ligera ni creer que este dolor puede ser despejado enmascarándolo de alegría y felicidad. No es el momento para ello. 

El acto de presencia en la despedida de un ser querido

En muchas ocasiones, tu simple acto de presencia en la despedida de un ser querido, es decir, en el protocolo funerario es apenas suficiente. El silencio y el respeto del dolor ajeno pasan a convertirse de una presencia discreta a un auténtico punto de apoyo. La cuestión radica en estar presente y dejar que tu tranquilidad se proyecte para que tu amigo entienda que estás disponible para él o ella. 

Ni siquiera será necesario que le plantees algún tema para dialogar. Tu misma amistad tendrá la iniciativa para dialogar sobre lo que le interesa. Y en este caso, vas a tener que estar lo más atento posible, porque lo que más necesita esa persona es ser escuchado.  

Hablar es algo que le permite despejar sus emociones y sus ideas, por lo que vas a darte cuenta que quien lleva la voz cantante de la conversación siempre será tu amistad. Evita apropiarte del diálogo como si tú fueras el protagonista, a menos que veas que el hilo de la conversación empiece a apagarse, a raíz de que él o ella piense que esté abusando de tu escucha.

Evocar con gusto la memoria del difunto 

Los temas que aflorarán en el diálogo serán diversos, de manera que si tu amistad decide ponerle un toque de humor, déjalo que lo haga; ya que es una débil señal a través de la cual entiende que su sufrimiento no puede estancarse.  

Esto es diferente a lo propuesto en el consejo anterior ya que será tu mismo amigo quien esté asumiendo la perspectiva feliz y alegre de sus propios sentimientos; contrario a lo que sería imponer tu punto de vista. 

Pero además de esto, lo más seguro es que en la misma conversación anterior, el tema no tarde en volcarse en la memoria del amigo difunto. Igualmente tú no tardarás en percibir lo emocionante que es para tu amistad hablar de dicha persona, buscando a toda costa los recuerdos más felices que tiene de él o ella. 

Intégrate entonces en dicha conversación y muestra interés en los recuerdos que te exprese, sin olvidar ser discreto en tus preguntas. La cuestión aquí es permitir que tu amigo continúe profundizando en los recuerdos de su ser querido para que pueda rescatar lo más valioso de ese alguien.  

De esa manera, tu amistad encontrará un alivio al evocar al difunto, lo que se transforma en una energía pura que le permite despejar su tristeza y melancolía.